¿Por qué son peligrosas las anguilas eléctricas?

Las anguilas eléctricas poseen características anatómicas únicas que les permiten generar y descargar poderosas descargas eléctricas, lo que las hace peligrosas tanto para sus presas como para amenazas potenciales. Los órganos eléctricos, ubicados a lo largo de sus cuerpos, están formados por células especializadas llamadas electrocitos. Estos electrocitos tienen la notable capacidad de almacenar y liberar cantidades importantes de energía eléctrica.

Descargas eléctricas: Las anguilas eléctricas descargan descargas eléctricas como mecanismo de defensa contra posibles depredadores y para aturdir o inmovilizar a sus presas. La fuerza de la descarga eléctrica varía según la especie, pero algunas anguilas eléctricas son capaces de producir descargas que van desde cientos a miles de voltios y hasta un amperio de corriente. Estos choques son lo suficientemente poderosos como para causar parálisis muscular temporal, entumecimiento y dolor intenso en los humanos.

Insuficiencia cardiaca y respiratoria: Las fuertes descargas eléctricas de las anguilas eléctricas pueden tener efectos fisiológicos graves en los seres humanos, afectando especialmente al corazón y al sistema respiratorio. La descarga eléctrica puede provocar latidos cardíacos irregulares (arritmias), lo que provoca complicaciones cardiovasculares. En casos extremos, fuertes descargas pueden alterar o incluso detener el corazón, lo que podría provocar un paro cardíaco y la muerte.

Parálisis muscular: Las descargas eléctricas de las anguilas pueden causar parálisis muscular temporal, lo que dificulta la capacidad de una persona para moverse o funcionar con eficacia. Esto puede ser especialmente peligroso si una persona entra en contacto con la anguila eléctrica en el agua, ya que puede impedir la natación y aumentar el riesgo de ahogamiento.

Dolor y malestar: Las descargas eléctricas de anguila pueden provocar dolor intenso, malestar y sensación de hormigueo en las zonas afectadas. El dolor puede persistir durante varias horas después del contacto inicial.

Es esencial mantener una distancia segura con las anguilas eléctricas en sus hábitats naturales para evitar cualquier encuentro con sus poderosas descargas eléctricas.