Hay varias razones por las que la serpiente ha sido asociada con el mal a lo largo de la historia.
En muchas culturas, las serpientes son vistas como criaturas astutas y poco confiables. A menudo se los retrata como astutos y engañosos y, como tales, se les ha asociado con el diablo. Por ejemplo, en la Biblia, la serpiente es la forma que adopta Satanás cuando tienta a Adán y Eva a comer del fruto prohibido.
Las serpientes también suelen considerarse depredadoras. Matan y comen otros animales y, como tales, pueden verse como un símbolo de muerte y destrucción. En algunas culturas, las serpientes incluso se asocian con veneno, que puede ser mortal.
Finalmente, las serpientes también pueden verse como un símbolo fálico. Esto puede deberse a su forma alargada y delgada y a su tendencia a erguir la cabeza cuando se ven amenazados. Para algunas personas, esto puede hacer que las serpientes parezcan sexualmente sugerentes y, como tales, se las ha asociado con la lujuria y la tentación.
La asociación de las serpientes con el mal está muy extendida en todas las culturas y tiene muchos orígenes profundamente arraigados. Ya sea por simbolismo cultural, su naturaleza depredadora o su apariencia, las serpientes han sido vistas durante mucho tiempo como una representación de malevolencia y peligro.