Defensa: Los mamuts usaban sus colmillos para defenderse de los depredadores, como los gatos con dientes de sable y los lobos huargos. Defendían a su familia, sus territorios de caza y sus fuentes de alimento con estos colmillos. Al mover la cabeza o cargar contra los depredadores, podrían causar lesiones graves o incluso la muerte.
Dominancia: Los colmillos también fueron importantes para establecer y mantener el dominio dentro de las manadas de mamuts. Los mamuts machos maduros (toros) competirían por el dominio sobre rebaños de hembras (vacas) durante la temporada de reproducción. Los mamuts con los colmillos más grandes e impresionantes tenían más probabilidades de tener éxito en estas competiciones y, como resultado, de transmitir sus genes a la siguiente generación.
Acceso a los alimentos: Los mamuts usaban sus colmillos para desenterrar plantas, raíces y vegetación que no podían alcanzar solo con sus troncos. También usarían sus colmillos para romper la corteza de los árboles, obteniendo acceso a las plantas nutritivas que se encuentran debajo.
Agua: En regiones donde el agua era escasa, los mamuts usaban sus colmillos para cavar en el hielo o la nieve compacta y alcanzar fuentes de agua escondidas debajo de la superficie.
Comunicación: Los investigadores creen que los mamuts también usaban sus colmillos para comunicarse, estableciendo contacto entre sí y transmitiendo mensajes a través del tacto, el olfato y los suaves golpes.
En general, los colmillos de los mamuts desempeñaron un papel vital en su supervivencia, protección, acceso a alimentos y agua e interacciones sociales dentro de sus rebaños. Fueron una característica definitoria de estas magníficas criaturas prehistóricas y contribuyeron a su éxito en los entornos que habitaban.