Hay varios factores que contribuyen al estado de extinción de la Tuatara:
1. Pérdida y fragmentación del hábitat: El hábitat natural del Tuatara son los bosques costeros y las islas en alta mar de Nueva Zelanda. Sin embargo, debido a actividades humanas como la deforestación, la urbanización y la agricultura, su hábitat se ha reducido y fragmentado significativamente. Esto interrumpe sus zonas de reproducción y limita su capacidad para moverse libremente y encontrar comida.
2. Depredadores introducidos: La introducción de depredadores de mamíferos, como ratas, stoats y gatos, a Nueva Zelanda ha tenido un impacto devastador en la población de Tuatara. Estos depredadores se aprovechan de los huevos y crías de Tuatara, reduciendo significativamente sus tasas de supervivencia.
3. Tasa reproductiva limitada: Las tuataras tienen una tasa reproductiva muy lenta. Alcanzan la madurez sexual alrededor de los 10 años y producen pocos huevos, que son vulnerables a la depredación. Esta lenta tasa reproductiva hace que la población se recupere de la disminución causada por la pérdida de hábitat y la depredación.
4. Enfermedad: Las tuataras son susceptibles a las enfermedades transportadas por las especies introducidas. Por ejemplo, el hongo Ophidiomyces Ophiodiicola, que causa enfermedad fúngica de serpiente, se ha detectado en las poblaciones de Tuatara y puede ser potencialmente fatal.
5. Cambio climático: Cambiar los patrones climáticos y el aumento del nivel del mar también representan una amenaza significativa para las poblaciones de Tuatara. Sus hábitats costeros son particularmente vulnerables a la erosión y las inundaciones, lo que lleva a una mayor pérdida de hábitat y desplazamiento de los individuos.
6. Tiempo de generación larga: Los Tuataras tienen un tiempo de generación largo, lo que significa que les lleva muchos años alcanzar la madurez reproductiva. Esto limita la capacidad de la población para responder rápidamente a las condiciones o amenazas ambientales cambiantes.
7. Distribución restringida: Las Tuataras son endémicas de Nueva Zelanda, con su rango natural limitado a un pequeño número de islas en alta mar y áreas costeras. Esta distribución restringida los hace muy vulnerables a eventos localizados, como tormentas o la introducción de especies invasoras, que pueden tener impactos desproporcionadamente significativos en su población.
Debido a estos factores, el Tuatara se clasifica como "vulnerable" por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), destacando la necesidad urgente de esfuerzos de conservación para proteger y restaurar sus poblaciones.