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¿Qué causa los ojos llorosos en los perros?

Los ojos llorosos, también conocidos como epífora, son una afección común en los perros. Ocurre cuando los ojos producen lágrimas excesivas que se desbordan y corren por el rostro. Si bien puede ser causado por una variedad de condiciones médicas subyacentes, algunas de las causas más comunes de ojos llorosos en perros incluyen:

1. Alergias: Al igual que los humanos, los perros pueden desarrollar alergias a diversos alérgenos ambientales como el polen, el polvo, el moho y la caspa. Cuando el sistema inmunológico de un perro reacciona a un alérgeno, libera histamina y otras sustancias químicas que pueden provocar inflamación y aumento de la producción de lágrimas.

2. Infecciones oculares: Las infecciones oculares, como la conjuntivitis (conjuntivitis) o la queratitis (inflamación de la córnea), pueden provocar un lagrimeo significativo. Estas infecciones pueden ser causadas por bacterias, virus u hongos.

3. Cuerpos extraños: Si un objeto extraño como un trozo de polvo, arena o suciedad se aloja en el ojo, puede irritarlo y provocar una producción excesiva de lágrimas.

4. Problemas del conducto lagrimal: La obstrucción o malformación de los conductos lagrimales puede impedir que las lágrimas drene adecuadamente, lo que provoca ojos llorosos.

5. Problemas de párpados: Las afecciones que afectan los párpados, como el entropión (giro del párpado hacia adentro) o ectropión (giro del párpado hacia afuera), pueden alterar el flujo normal de las lágrimas y provocar un riego excesivo.

6. Glaucoma: Esta es una afección ocular grave caracterizada por un aumento de la presión dentro del ojo. El glaucoma puede causar dolor, pérdida de visión y lagrimeo excesivo.

7. Tumores: En casos raros, los ojos llorosos pueden ser causados ​​por tumores que afectan el ojo o las estructuras circundantes.

Es importante que los dueños de perros comprendan las posibles causas de los ojos llorosos en los perros para que puedan buscar atención veterinaria adecuada si la afección persiste o va acompañada de otros síntomas como dolor, entrecerrar los ojos o cambios en la visión. Un veterinario puede realizar un examen ocular exhaustivo para determinar la causa subyacente y recomendar el tratamiento adecuado.