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Los humanos tienen varios impactos en los ecosistemas de tundra:
1. Cambio Climático: Las actividades humanas, como la quema de combustibles fósiles, liberan gases de efecto invernadero, lo que contribuye al calentamiento global. Esto es particularmente preocupante en la tundra ártica, donde las temperaturas están aumentando al doble del ritmo promedio mundial. El aumento de las temperaturas provoca el derretimiento del permafrost, alterando la estructura y el funcionamiento del ecosistema.
2. Desarrollo y Uso del Suelo: La expansión de los asentamientos humanos y los proyectos de infraestructura, como carreteras y oleoductos, pueden fragmentar y degradar los hábitats de la tundra. Las actividades de construcción alteran el suelo y la vegetación sensibles, afectando la calidad del hábitat para la vida silvestre.
3. Minería y Extracción de Recursos: Las actividades mineras, principalmente de minerales, carbón y petróleo, pueden causar perturbaciones importantes en el paisaje de la tundra. Dejan atrás contaminación y alteran los patrones de drenaje, afectando la calidad del agua y los ecosistemas aguas abajo.
4. Caza y Sobreexplotación: Algunas regiones de tundra han experimentado una caza excesiva de especies como caribúes, renos y osos polares, lo que ha alterado la cadena alimentaria y el equilibrio ecológico. También se ha producido sobrepesca y captura incidental de especies marinas.
5. Contaminación: Los contaminantes procedentes de actividades industriales, emisiones de vehículos y transporte atmosférico a larga distancia pueden acumularse en la tundra ártica, afectando la calidad del aire y el agua. Los contaminantes orgánicos persistentes pueden tener efectos perjudiciales sobre la salud y los ecosistemas de la vida silvestre.
6. Turismo: El aumento del turismo en las regiones de la tundra puede provocar alteraciones del hábitat, basura y alteraciones del comportamiento de la vida silvestre. Las actividades recreativas inapropiadas pueden dañar la vegetación y perturbar áreas sensibles.
7. Introducción de especies no autóctonas: Las actividades humanas pueden transportar especies no autóctonas a la tundra, de forma intencionada o no. Las especies invasoras pueden superar a las nativas, alterando el equilibrio del ecosistema.
8. Cambios en la vegetación: Las condiciones ambientales alteradas, como el aumento de las temperaturas y los cambios en los patrones de precipitación, pueden provocar cambios en la composición de la vegetación. Esto puede afectar la disponibilidad de alimentos y hábitat de las especies de tundra.
9. Derretimiento del permafrost: El deshielo del permafrost puede liberar dióxido de carbono y metano almacenados, contribuyendo aún más al cambio climático. Además, la pérdida de permafrost puede dañar la infraestructura y desestabilizar los paisajes.
10. Regímenes de incendio modificados: El cambio climático y las actividades humanas están influyendo en la frecuencia e intensidad de los incendios de la tundra. Esto puede alterar las comunidades vegetales, el ciclo de nutrientes y la liberación de gases de efecto invernadero.
Estos cambios inducidos por el hombre en el ecosistema de la tundra tienen profundas consecuencias para su biodiversidad, sus procesos ecológicos y los medios de vida de las comunidades indígenas que dependen de estos entornos. Comprender y abordar estos impactos es esencial para preservar la salud y la resiliencia de los ecosistemas de la tundra.