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La orina de un perro puede oler a amoníaco por varias razones:
Dieta :Algunos alimentos, especialmente los ricos en proteínas, pueden hacer que la orina de un perro se vuelva más concentrada y tenga un olor a amoníaco más fuerte.
Infección del tracto urinario (ITU) :Una infección urinaria puede provocar cambios en el nivel de pH de la orina de un perro, lo que provoca un olor similar al del amoníaco.
Deshidratación :Si un perro no bebe suficiente agua, su orina se vuelve más concentrada, lo que puede provocar un olor más fuerte a amoníaco.
Enfermedad renal :La enfermedad renal puede afectar la capacidad de los riñones para filtrar productos de desecho, lo que provoca una acumulación de amoníaco en la orina.
Piedras en la vejiga :Los cálculos en la vejiga pueden obstruir el flujo de orina, provocando que la orina se estanque y desarrolle un olor a amoníaco.
Diabetes :La diabetes puede provocar un aumento de la producción de orina y una mayor concentración de glucosa en la orina, lo que puede contribuir a un olor similar al del amoníaco.
Enfermedad hepática :La enfermedad hepática puede afectar la capacidad del cuerpo para procesar productos de desecho, lo que podría provocar una acumulación de amoníaco en la orina.
Vejez :En los perros mayores, los riñones y el hígado pueden volverse menos eficientes a la hora de filtrar los productos de desecho, lo que provoca un mayor olor a amoníaco en la orina.
Si la orina de su perro huele constantemente a amoníaco, es importante consultar a un veterinario para obtener un diagnóstico y tratamiento adecuados de cualquier afección médica subyacente que pueda ser la causa.