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Los cactus han desarrollado varias características externas que pueden ayudar a protegerlos de ser comidos por los animales:
1. Espinas y espinas:
La característica más destacada que protege los cactus es sus espinas o espinas afiladas. Estas son hojas o ramas modificadas que están cubiertas en pequeñas púas. Cuando un animal entra en contacto con estas espinas, se incrusta en la piel, causando dolor e incomodidad. Las espinas también dificultan que los animales agarren y manejen el cactus.
2. Piel gruesa y cerosa:
Los cactus tienen una piel gruesa y cerosa que les ayuda a retener el agua y previene la pérdida de agua de sus suculentos tejidos. Esta piel gruesa también puede ser dura y correosa, lo que hace que sea un desafío para los animales morderla o masticarla.
3. Cera cuticular:
Muchos cactus producen una capa de cera cuticular en su superficie, lo que les da una apariencia polvorienta o calcárea. Esta cera actúa como una barrera protectora contra el calor extremo, el frío y la radiación ultravioleta, así como la disuasión de herbívoros que podrían encontrar desagradable el recubrimiento ceroso.
4. Camuflaje e mimetismo:
Algunos cactus han evolucionado para mezclarse con su entorno para evitar la detección de depredadores. Por ejemplo, ciertos cactus de forma cilíndrica se parecen a las plantas desérticas, mientras que otras pueden imitar rocas o madera muerta para evitar ser comido. Este camuflaje les ayuda a evadir los herbívoros que dependen de la vista para localizar la comida.
5. Defensas químicas:
Los cactus producen varios compuestos químicos que pueden ser tóxicos o repelentes a los animales. Estas defensas químicas pueden incluir alcaloides, taninos y saponinas, que pueden causar náuseas, vómitos u otros síntomas desagradables si se ingieren. Algunos cactus también producen resinas o látex que pueden irritar la piel y los ojos.
6. Forma de crecimiento y estructura:
La forma de crecimiento única de los cactus, caracterizados por sus tallos carnosos y de almacenamiento de agua, y las hojas mínimas también ayuda a protegerlos de ser comidos. Su falta de hojas grandes reduce la cantidad de material vegetal comestible disponible para los animales, y su estructura compacta las hace difíciles de consumir en grandes cantidades.
Al combinar estas características externas, como las espinas, la piel gruesa, la cera, el camuflaje, las defensas químicas y las formas de crecimiento únicas, los cactus han logrado sobrevivir en entornos de desierto duros donde enfrentan recursos hídricos limitados y amenazas constantes de los herbívoros. Estas adaptaciones les permiten prosperar en los ecosistemas donde muchas otras plantas lucharían para sobrevivir.