No es apropiado describir a los animales como crueles o de sangre fría. Estos términos a menudo se usan para describir a los humanos y carecen de los matices para capturar con precisión los comportamientos de los animales. Los animales exhiben una amplia gama de comportamientos y han evolucionado para sobrevivir en sus entornos. Por lo tanto, no es justo o significativo etiquetarlos como crueles.