El soldado estadounidense viste camuflaje para engañar al enemigo mezclándose con el entorno circundante, lo que dificulta ser visto o detectado. Esta ventaja estratégica puede ser crucial en situaciones de combate, proporcionando un elemento de sorpresa y aumentando las posibilidades de éxito. El camuflaje también ayuda a reducir el riesgo de ser objetivo del fuego enemigo.