El método más común para transportar ganado desde Abilene o Dodge City a Chicago a finales del siglo XIX era llevarlo a pie por senderos ganaderos. Estos senderos, como el Chisholm Trail, tenían cientos de millas de largo y cubrían terreno accidentado. Los arreos de ganado solían durar varios meses y requerían vaqueros experimentados y caballos bien entrenados para gestionar los rebaños y protegerlos de los depredadores.
Una vez que el ganado llegara a la cabecera del ferrocarril, como Chicago, sería cargado en vagones de ferrocarril y transportado a su destino final. Este método de transporte era más eficiente y rápido que caminar con el ganado durante toda la distancia, y también reducía el riesgo de perder o herir a los animales durante el viaje.
Además de los arreos de ganado y el transporte ferroviario, parte del ganado también se transportaba en barcos de vapor por el río Misuri hasta los mercados de Kansas City u Omaha, donde se podía cargar en trenes para el resto del viaje hasta Chicago.