El desierto de Jackrabbits tiene orejas desproporcionadamente grandes, pero sus oídos grandes no sirven como aire acondicionado sino como reguladores de temperatura sofisticados. Su extensa red de vasos sanguíneos ayuda a que la sangre libere el calor excesivo del cuerpo rápidamente a través de un proceso llamado termorregulación (enfriándose al expandir la superficie del oído, liberando el calor del cuerpo en el proceso).