Los pandas rojos (Ailurus fulgens) son cazados furtivamente por su pelaje y partes de su cuerpo, lo que contribuye a la amenaza a su supervivencia. Sin embargo, en comparación con otras especies como tigres, rinocerontes o elefantes, la caza furtiva de pandas rojos es relativamente limitada y no tan extendida.
Los pandas rojos son cazados furtivamente principalmente por su pelaje. Su pelaje denso, de color marrón rojizo, se ha utilizado históricamente para confeccionar prendas, sombreros y otras prendas tradicionales. Sin embargo, las prohibiciones y regulaciones internacionales sobre el comercio de pieles han reducido significativamente la demanda y el mercado de pieles de panda rojo.
En algunas regiones, los pandas rojos también son cazados furtivamente por partes de su cuerpo, incluidas la cola y las garras. Sus marcas únicas y su coloración distintiva los han convertido en blanco del comercio ilegal de vida silvestre con fines ornamentales o como curiosidades. Además, ha habido informes de que se vende carne de panda rojo en los mercados locales, aunque esto no es tan común.
En general, si bien los pandas rojos enfrentan amenazas de caza furtiva, el alcance de la caza furtiva no es tan significativo en comparación con otras especies en peligro de extinción. Los esfuerzos de conservación, incluida una aplicación más estricta de las leyes de protección de la vida silvestre, la conservación del hábitat y la sensibilización, son cruciales para combatir la caza furtiva y proteger eficazmente a las poblaciones de panda rojo.