El nivel de peligro varía entre las diferentes especies de elefante, pero tanto el elefante africano (Loxodonta africana) como el elefante asiático (Elephas Maximus) se clasifican como especies en peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).
Los elefantes africanos figuran como vulnerables, con diferentes subespecies que enfrentan diferentes niveles de amenaza. Por ejemplo, el elefante de la sabana está más extendido que el elefante del bosque y figura como vulnerable, mientras que el elefante del bosque figura como en peligro crítico.
Los elefantes asiáticos se consideran en peligro. Han experimentado una disminución significativa de la población debido a la pérdida de hábitat, la fragmentación, la caza furtiva y los conflictos con los humanos.
La lista roja de la UICN evalúa regularmente el estado de conservación de las especies basadas en datos científicos y medidas de conservación tomadas para protegerlos. Sin embargo, es esencial tener en cuenta que las poblaciones fluctúan y pueden existir variaciones regionales. Los esfuerzos de conservación y el monitoreo continuo juegan un papel crucial en la protección de estos magníficos animales.