Los virus se consideran acelulares, lo que significa que carecen de membrana celular, citoplasma y núcleo, que son componentes esenciales de las células. Además, los virus no tienen metabolismo propio y no pueden reproducirse de forma independiente. En cambio, dependen de la maquinaria de la célula huésped para replicarse.
Dadas estas características, algunos científicos creen que los virus no son verdaderamente organismos vivos sino entidades complejas y no celulares. Otros argumentan que la capacidad de los virus para autoensamblarse, replicarse y afectar a las células huésped demuestra una forma de vida fundamental.
El debate sobre si los virus están vivos o muertos tiene implicaciones para comprender la naturaleza de la vida misma y para desarrollar tratamientos para enfermedades virales.