¿Cómo crían los demonios de Tasmania a sus bebés?

Gestación y Nacimiento:

Las madres del demonio de Tasmania, también conocidas como hembras o joeys, tienen un período de gestación relativamente corto, de aproximadamente 21 días después del apareamiento. Las hembras dan a luz a entre 20 y 30 recién nacidos pequeños y subdesarrollados conocidos como "meñiques". Sin embargo, debido al número limitado de tetinas disponibles (generalmente cuatro), normalmente solo sobreviven los cuatro a seis meñiques más fuertes.

La bolsa:

El demonio de Tasmania tiene una bolsa externa, que es una característica única entre las especies de marsupiales. Los meñiques diminutos y desnudos se meten inmediatamente en la bolsa poco después del nacimiento. Se adhieren a los pezones y comienzan a succionar la nutritiva leche materna, rica en anticuerpos y grasas.

Desarrollo en la bolsa:

Dentro de la bolsa, los meñiques están protegidos y tienen acceso directo a la leche materna, lo que les permite seguir creciendo y desarrollándose. Aunque la hembra ocasionalmente puede aventurarse fuera de la guarida en busca de comida y agua, los meñiques permanecen firmemente adheridos a los pezones.

Salida de la bolsa:

Después de unos cuatro o cinco meses, a los jóvenes demonios de Tasmania, ahora conocidos como "joeys", les empieza a crecer la bolsa. Es posible que comiencen a asomarse y explorar su entorno. Este período se caracteriza por una mayor actividad y gradualmente comienzan a realizar breves excursiones fuera de la guarida.

Destete e Independencia:

A medida que los joeys crecen, su madre comienza a quitarles la leche. Comienzan a consumir alimentos sólidos, principalmente carne, y poco a poco aprenden a cazar y sobrevivir por sí mismos. Los joeys se vuelven cada vez más independientes y finalmente quedan completamente destetados entre los ocho y nueve meses de edad.

Saliendo de la guarida:

Una vez que están completamente destetados, los jóvenes demonios de Tasmania están listos para aventurarse y abandonar la guarida de su madre. Se dispersan para establecer sus territorios y continuar con su estilo de vida solitario, aunque ocasionalmente pueden encontrarse e interactuar con otros demonios en su búsqueda de comida.

Estilo de vida solitario:

Los demonios de Tasmania son animales solitarios y, aunque los jóvenes pueden participar brevemente en juegos o interacciones sociales durante su desarrollo temprano, eventualmente adoptan el estilo de vida solitario característico de su especie.

Vale la pena señalar que, en algunos casos, los demonios de Tasmania pueden enfrentar circunstancias desafiantes, como pérdida de hábitat, enfermedades y disponibilidad cada vez menor de presas, que pueden afectar su éxito reproductivo y sus tasas de supervivencia. Se están realizando esfuerzos de conservación para proteger esta especie marsupial icónica y garantizar su supervivencia a largo plazo en la naturaleza.