En la Iglesia católica medieval, los laicos eran miembros que no formaban parte del clero. Esto incluía a todos, desde campesinos hasta nobles. Los laicos no estaban ordenados y no podían realizar ciertos sacramentos, como la Eucaristía. Sin embargo, aún podían participar en la vida de la iglesia, como asistir a misa y recibir la comunión.
Se esperaba que los laicos siguieran las enseñanzas de la iglesia, pero también eran libres de perseguir sus propios intereses y deseos. Esto permitió una gran diversidad dentro de la iglesia medieval. Algunos laicos eran muy religiosos y devotos de su fe, mientras que otros eran más seculares y centrados en sus asuntos mundanos.
El papel de los laicos en la sociedad cambió con el tiempo. A principios de la Edad Media, tenían poco poder o influencia. Sin embargo, a medida que avanzaba la Edad Media, los laicos comenzaron a desempeñar un papel más activo en la política, la cultura y la economía. A finales de la Edad Media, los laicos eran esenciales para el funcionamiento de la sociedad medieval.