Los caracoles son hermafroditas, lo que significa que tienen órganos reproductivos masculinos y femeninos. Cuando dos caracoles se aparean, cada uno intercambia esperma con el otro. El esperma luego viaja al órgano de colocación de huevos del caracol, donde fertiliza los huevos. Los huevos se colocan en un ambiente húmedo, donde eclosionan en caracoles de bebé.
La tasa a la que se reproducen los caracoles depende de una serie de factores, incluidas las especies de caracol, el clima y la disponibilidad de alimentos. En general, los caracoles se reproducen más rápidamente en climas cálidos y húmedos con abundancia de comida. Algunas especies de caracoles pueden reproducirse varias veces al año, mientras que otras solo pueden reproducirse una o dos veces en su vida.
Los caracoles juegan un papel importante en el ecosistema como descomponedores. Ayudan a descomponer plantas y animales muertos, lo que recicla los nutrientes al medio ambiente. Los caracoles también son una fuente de alimento para una variedad de animales, incluidos pájaros, reptiles y anfibios.