Los caracoles tienen una lengua rasora llamada una radula, cubierta de miles de dientes pequeños dispuestos en filas. La fórmula dental de cada especie, o el patrón de la radula, es única. La radula les permite alimentarse de manera efectiva en diversas vegetaciones, como las hojas y la materia vegetal en descomposición y el raspado de algas. También usan su radula para perforar a través de conchas de otras pequeñas criaturas.