Las moléculas de carbono de los combustibles fósiles pueden transferirse a las orcas a través de la cadena alimentaria. Cuando los humanos queman combustibles fósiles como carbón, petróleo y gas natural, liberan dióxido de carbono a la atmósfera. Este dióxido de carbono es absorbido por las plantas, que luego son consumidas por los animales. Los animales que comen las plantas luego transmiten las moléculas de carbono a los animales que las comen, y así sucesivamente. Con el tiempo, las moléculas de carbono de los combustibles fósiles pueden llegar a la cima de la cadena alimentaria, donde se encuentran las orcas.
Las orcas son depredadores superiores, lo que significa que están en la cima de la cadena alimentaria y no tienen depredadores naturales. Se alimentan de una variedad de mamíferos marinos, peces y aves marinas. Cuando comen estos animales, también consumen las moléculas de carbono que están almacenadas en sus cuerpos. Las orcas utilizan estas moléculas de carbono para producir energía y construir nuevos tejidos.
La transferencia de moléculas de carbono de los combustibles fósiles a las orcas es un ejemplo de biomagnificación. Este es el proceso mediante el cual las sustancias nocivas se concentran más en los tejidos de los organismos a medida que ascienden en la cadena alimentaria. La biomagnificación puede tener un impacto negativo en la salud de los organismos en la cima de la cadena alimentaria, incluidas las orcas.