El rigor mortis suele comenzar unas horas después de la muerte y alcanza su máxima intensidad entre 12 y 24 horas. Sin embargo, muchos factores, como las especies, la temperatura y la humedad, pueden afectar la velocidad a la que se produce el rigor mortis.
En las ardillas, el rigor mortis suele comenzar entre 2 y 4 horas después de la muerte.