Si bien tener un animal salvaje como mascota puede resultar tentador, generalmente no se recomienda e incluso puede ser ilegal en muchas áreas. Los animales salvajes no están domesticados y es posible que no prosperen o no sean adecuados para un entorno hogareño. También pueden transmitir enfermedades o comportarse de forma impredecible, lo que supone riesgos tanto para el animal como para las personas que les rodean.
Por estas razones, es mejor apreciar y observar la vida silvestre desde la distancia. Si está interesado en tener animales como mascotas, considere adoptar una especie domesticada como un gato, un perro o un pez, donde existen muchos recursos y sistemas de apoyo bien establecidos.