¿Existe una política ballenera japonesa?

Sí, existe una política ballenera japonesa, y la política tiene dos componentes principales:el "Programa de Investigación Científica sobre la Caza de Ballenas", conocido como programas JARPA y la "caza de ballenas costeras de pequeño tamaño" para el consumo local de ballenas capturadas en la costa. de Japón.

#### 1. Programa Ballenero Científico en el Pacífico Norte y el Océano Antártico (JARPA)

El Programa de Investigación Científica de Caza de Ballenas, también conocido como JARPA, se lleva a cabo bajo permisos especiales emitidos por el gobierno japonés. JARPA fue diseñado para recopilar datos científicos sobre muchas especies de ballenas, incluidas las ballenas minke, ballenas sei y ballenas de aleta. Sin embargo, según el derecho internacional de los mares, la investigación científica letal con animales sólo está permitida si otros medios no letales no son suficientes para obtener la información necesaria.

Después de que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) dictaminó en marzo de 2014 que el programa JARPA II de Japón en la Antártida no tenía fines de investigación científica, Japón detuvo ese programa. Sin embargo, Japón inició un nuevo programa, el Permiso Especial JARPA II, en diciembre de 2015. El gobierno japonés presentó una lista de 12 preguntas científicas como base científica para el programa. Sin embargo, la CIJ decidió que el programa no había sido modificado sustancialmente con respecto al programa JARPA II y dictaminó en diciembre de 2021 que el programa continuo de "caza científica de ballenas" también violaba el derecho internacional.

#### 2. Caza costera de ballenas para consumo local

Japón también tiene un programa de caza costera de ballenas que apunta a las ballenas minke a lo largo de su costa. El gobierno establece una cuota para la cantidad de ballenas que se pueden capturar de cada grupo o manada de ballenas. La carne de las ballenas capturadas se vende localmente.

Sin embargo, los grupos conservacionistas han expresado su preocupación por la sostenibilidad de la caza costera de ballenas. Argumentan que las cuotas son demasiado altas y que es difícil controlar con precisión las poblaciones de ballenas en las aguas costeras.