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Es imprescindible consultar con un veterinario especialista en medicina interna o hepatología ante un trastorno hepático en un perro. A continuación se ofrecen algunas sugerencias para gestionar la situación:
Segunda opinión :Busque una segunda opinión de otro especialista veterinario para confirmar el diagnóstico y explorar opciones adicionales.
Pruebas de Diagnóstico: Solicite más pruebas de diagnóstico, como una biopsia de hígado o imágenes avanzadas, para obtener una comprensión más precisa y completa de la afección.
Gestión Médica: Dependiendo de la gravedad y la causa subyacente del trastorno hepático, se pueden administrar medicamentos, modificaciones en la dieta y cuidados de apoyo para mejorar la calidad de vida de su perro. Estos pueden incluir:
- Protectores hepáticos como SAMe o Silimarina
- Antibióticos
- Fluidoterapia para reducir el acné.
- Trasplante de hígado en casos graves (si está disponible)
Cambios en la dieta: Implemente una dieta saludable para el hígado, baja en cobre, sal y proteínas de alta calidad. Consulte a un nutricionista veterinario para obtener un plan de dieta personalizado.
Atención de apoyo: Proporcione un entorno libre de estrés, controle periódicamente y asegúrese de que su perro se mantenga bien hidratado. Administrar los medicamentos prescritos con precisión y puntualidad.
Calidad de vida: Concéntrese en brindarle la mejor calidad de vida posible a su perro durante este tiempo. Participe en actividades agradables, realice alojamientos cómodos y pase tiempo de calidad con su mascota.
Recuerde, cada caso es único, por lo que es fundamental trabajar estrechamente con un veterinario especialista para determinar el mejor curso de acción para el bienestar de su perro.