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El repollo es un vegetal crucífero que generalmente es seguro para los perros. Sin embargo, hay algunos riesgos y preocupaciones potenciales que tener en cuenta:
Gas e hinchazón:se sabe que el repollo causa gas y hinchazón en humanos, y lo mismo puede ser cierto para los perros. Esto se debe a que el repollo contiene rafinosa, un tipo de azúcar que es difícil para los perros digerir. Si su perro come mucho repollo, puede experimentar flatulencia, dolor abdominal e hinchazón.
Diarrea:comer grandes cantidades de repollo también puede provocar diarrea en los perros. Esto se debe a que el repollo es rico en fibra, lo que puede estimular los intestinos y causar heces sueltas.
Problemas renales:el repollo también es rico en potasio, lo que puede ser perjudicial para los perros con problemas renales. Si su perro sufre de enfermedad renal, es mejor evitar alimentarles el repollo u otros alimentos ricos en potasio.
Peligro de asfixia:grandes piezas de repollo pueden representar un peligro de asfixia para los perros, especialmente los perros pequeños. Asegúrese de cortar el repollo en trozos pequeños antes de alimentarlo con su perro.
Alergias:algunos perros pueden ser alérgicos a la repollo u otras verduras crucíferas. Si su perro desarrolla algún síntoma inusual después de comer repollo, como picazón, estornudos o dificultad para respirar, deje de alimentarles el repollo y comuníquese con su veterinario.
En general, el repollo es un alimento seguro y saludable para que los perros coman con moderación. Sin embargo, es importante estar al tanto de los riesgos y preocupaciones potenciales antes de alimentar a su perro. Si tiene alguna inquietud, siempre es mejor hablar con su veterinario antes de alimentar a su perro cualquier comida nueva.