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no hay evidencia científica sugerir una correlación entre el coeficiente intelectual y la preferencia de una persona por los perros o los gatos.
He aquí por qué:
* La personalidad y las preferencias son complejas: La preferencia de una persona por una mascota está influenciada por una multitud de factores que incluyen personalidad, educación, estilo de vida y experiencias personales. No es una simple cuestión de inteligencia.
* No hay estudios científicos que respalden un enlace: No ha habido estudios científicos creíbles que hayan encontrado una relación entre el coeficiente intelectual y la preferencia de PET.
* Los estereotipos pueden ser engañosos: Algunas personas pueden tener estereotipos sobre amantes de los perros o gatos, pero estos no se basan en ninguna evidencia objetiva.
Es importante recordar que:
* La inteligencia es un concepto multifacético: No es un rasgo único y medible, y abarca varias habilidades cognitivas.
* Las preferencias de PET son subjetivas: Diferentes personas tienen diferentes preferencias basadas en sus necesidades y personalidades individuales.
En conclusión, no hay una base científica para afirmar que el coeficiente intelectual de una persona influye en su preferencia por los perros o los gatos.