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La comida para perros no es nutricionalmente equilibrada para los gatos y dársela a un gato puede provocar problemas de salud, incluido un retraso en el crecimiento. La comida para perros suele tener más proteínas y grasas que la comida para gatos, lo que puede ser perjudicial para la salud del gato. Además, la comida para perros suele contener ingredientes que no son seguros para los gatos, como la cebolla y el ajo. Estos ingredientes pueden causar problemas de salud graves, como anemia y daño renal. Si te preocupa el crecimiento de tu gato, lo mejor es consultar con un veterinario.