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Existen varios métodos de castración, cada uno con sus propias ventajas y desventajas. Los métodos más comunes incluyen:
Castración quirúrgica: Este es el método de castración más común e implica la extirpación quirúrgica de los testículos. Puede realizarse bajo anestesia general o local y generalmente lo realiza un veterinario. La castración quirúrgica es un método permanente de castración y se considera el más eficaz para prevenir embarazos no deseados.
Castración química: Este método implica el uso de drogas u hormonas para suprimir la producción de testosterona, la hormona responsable de las características sexuales masculinas. La castración química se puede utilizar de forma temporal o permanente y, a menudo, se utiliza como tratamiento para los delincuentes sexuales.
Castración por radiación: Este método implica el uso de radiación para dañar los testículos y prevenir la producción de espermatozoides. La castración por radiación es un método permanente de castración y rara vez se usa debido a la posibilidad de efectos secundarios como daño a la piel y cáncer.
Castración con bandas: Este método implica la colocación de una banda elástica apretada alrededor de los testículos, lo que corta el suministro de sangre y provoca su atrofia. La castración con bandas es un método permanente de castración y se usa comúnmente en el ganado.
Castración: Se trata de un método arcaico de castración que implica la destrucción física de los testículos aplastándolos o cortándolos. La castración rara vez se utiliza hoy en día debido al riesgo de infección y dolor intenso.