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El ruido fuerte puede dañar las delicadas estructuras del oído interno y provocar pérdida de audición. Así es como sucede:
1. Las ondas sonoras y el oído:cuando las ondas sonoras llegan a los oídos, viajan a través del oído externo y hacen que el tímpano vibre. Estas vibraciones luego se transmiten al oído medio, que las amplifica y las envía al oído interno.
2. Daño al oído interno:El oído interno contiene la cóclea, un órgano en forma de espiral lleno de líquido y revestido con pequeñas células ciliadas. Estas células ciliadas son responsables de convertir las vibraciones mecánicas del sonido en señales eléctricas que se envían al cerebro y nos permiten oír.
3. Exposición a ruidos fuertes:cuando se expone a ruidos fuertes, como maquinaria industrial, conciertos de música o incluso dispositivos de audio personales a alto volumen, las intensas ondas sonoras pueden causar que las delicadas células ciliadas de la cóclea se dañen o incluso mueran. Este daño suele ser permanente y puede provocar pérdida de audición.
4. Cambio de umbral temporal (TTS) frente a cambio de umbral permanente (PTS):la exposición a ruidos fuertes puede causar inicialmente una pérdida auditiva temporal llamada cambio de umbral temporal (TTS). El TTS generalmente se resuelve en unas pocas horas o días, lo que permite que la audición vuelva a la normalidad. Sin embargo, la exposición repetida a ruidos fuertes o a un solo ruido intenso puede provocar un cambio de umbral permanente (PTS), que es una pérdida auditiva irreversible.
5. Pérdida de alta frecuencia:Los sonidos de alta frecuencia suelen ser los primeros en verse afectados por la pérdida auditiva inducida por el ruido. Esto significa que las personas pueden tener dificultades para oír sonidos agudos, como el timbre de un teléfono o las voces de mujeres y niños.
6. Tinnitus:La exposición a ruidos fuertes también puede provocar tinnitus, una afección en la que una persona experimenta un zumbido, zumbido o silbido constante en los oídos. El tinnitus puede distraer mucho y puede interferir con las actividades cotidianas.
Es importante proteger su audición evitando ruidos excesivamente fuertes y utilizando dispositivos de protección auditiva, como tapones para los oídos u orejeras, cuando se exponga a ambientes ruidosos. También se recomiendan controles auditivos periódicos, especialmente si trabaja en condiciones ruidosas o realiza actividades que producen altos niveles de sonido con frecuencia.