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Los huevos de gallina que se ponen para el consumo a menudo se denominan "huevos de mesa" o "huevos para comer". Estos huevos no están fertilizados y son seguros para el consumo humano. Se pueden cocinar y consumir ya sea friéndolos, hirviéndolos o como parte de diversas recetas.
Por otro lado, algunos huevos de gallina son fértiles, lo que significa que tienen el potencial de eclosionar y convertirse en pollitos. Estos huevos se ponen cuando un gallo se aparea con una gallina. Es importante manipular estos huevos fértiles de forma diferente a los huevos de mesa, ya que requieren una incubación y un cuidado adecuados si se desea que se conviertan en polluelos.
Los huevos fértiles pueden ser incubados de forma natural por una gallina ponedora o artificialmente utilizando una incubadora. Después de aproximadamente 21 días de incubación a los niveles adecuados de temperatura y humedad, los huevos fértiles eclosionarán y liberarán adorables pollitos. Estos polluelos requieren alimentación, cuidados y un entorno seguro para prosperar y crecer.
Vale la pena señalar que no todas las razas de gallinas ponen huevos aptos para comer o para incubar. Algunas razas se crían principalmente para la producción de carne, mientras que otras se crían especialmente como gallinas ponedoras para la producción de huevos. Es importante elegir la raza de pollo adecuada en función del propósito deseado, ya sea para el consumo de huevos o para la crianza de pollitos.