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Los lobos árticos (Canis lupus arctos) han desarrollado varias adaptaciones que les permiten sobrevivir en el entorno duro de la tundra ártica:
1. Pujo grueso: Los lobos del Ártico tienen una piel densa y multicapa que proporciona un excelente aislamiento contra las temperaturas de congelación. Su pelaje consta de dos capas:una capa inferior densa y una capa externa más gruesa y más gruesa. La capa interna atrapa el aire cálido cerca del cuerpo, mientras que la capa externa repele agua y nieve.
2. Grandes patas: Los lobos del Ártico tienen patas amplias y pendientes que actúan como raquetas de nieve naturales. Estas grandes patas distribuyen su peso de manera más uniforme, evitando que se hundan demasiado en la nieve. Esta adaptación les permite navegar fácilmente a través del terreno cubierto de nieve y cazar de manera efectiva.
3. Área de superficie reducida: Los lobos árticos tienen una forma de cuerpo compacta con piernas y orejas más cortas en comparación con otras subespecies de lobo. Esto reduce su área de superficie, minimizando la pérdida de calor y la conservación del calor corporal en el entorno ártico frío.
4. Metabolismo eficiente: Los lobos árticos tienen un metabolismo altamente eficiente que les permite conservar energía y sobrevivir con recursos alimentarios limitados. Pueden extraer nutrientes máximos de los alimentos que consumen y almacenar reservas de grasa para su uso durante períodos de escasez.
5. Caza cooperativa: Los lobos árticos son cazadores hábiles y a menudo trabajan juntos en paquetes para derribar grandes presas, como bueyes de almizcle, caribú y focas. Utilizan varias estrategias de caza, que incluyen sigilo, persecución y tácticas cooperativas para capturar con éxito a sus presas.
6. Estructura social: Los lobos del Ártico viven en grupos sociales bien organizados dirigidos por un par alfa. Esta estructura social mantiene el orden dentro del paquete, garantiza una caza eficiente y facilita el cuidado y la protección de las personas vulnerables, especialmente durante las duras condiciones invernales.
7. Hibernación: Se sabe que algunas poblaciones de lobos del Ártico exhiben un comportamiento similar a la latencia durante los meses de invierno más severos. Pueden reducir sus niveles de actividad, conservar energía y confiar en reservas de grasa almacenadas para sobrevivir hasta que los alimentos se vuelvan más abundantes.
Al poseer estas notables adaptaciones, los lobos árticos pueden soportar el frío extremo, navegar en paisajes nevados, cazar de manera efectiva y mantener sus estructuras sociales, lo que les permite prosperar en el entorno desafiante de la tundra ártica.