¿Cómo viven los demonios de Tasmania?

solitario y nocturno

Los demonios de Tasmania son en su mayoría solitarios y principalmente activos por la noche. Cuando no están buscando comida o una pareja, generalmente viven en una madriguera o un tronco hueco. Tienen sentidos bien desarrollados de audición y olfato y pueden navegar en la oscuridad. Estos marsupiales son principalmente terrestres y prefieren caminar o correr, pero también son buenos escaladores.

Comunicación y comportamiento social

Los demonios de Tasmania se comunican entre sí a través de vocalizaciones, posturas corporales y marcas de olor. Tienen una variedad de vocalizaciones, incluidos gritos, gruñidos y silbidos. Estos sonidos a menudo se usan para comunicar agresión, miedo o satisfacción. Los demonios también usan su almizcle fuerte para comunicar límites territoriales.

Durante la temporada de apareamiento, los demonios de Tasmania masculinos lucharán entre sí por el acceso a las mujeres. Estas peleas pueden ser sangrientas, con los machos usando sus dientes afilados y garras para infligir lesiones graves.

Forrajía y dieta

Los demonios de Tasmania son voraz carnívoros y carroñeros oportunistas. Se alimentan principalmente de la carroña (carne en descomposición) y pueden comer hasta el 10% de su peso corporal en una sola comida. Sus poderosas mandíbulas y dientes afilados les permiten consumir huesos y pelaje, sin dejar nada atrás.

Reproducción y ciclo de vida

Los demonios de Tasmania son sexualmente maduros a la edad de dos años. Normalmente se aparean durante la temporada de reproducción de marzo-abril. Las mujeres dan a luz a 20 a 30 jóvenes pequeños, subdesarrollados, llamados Joeys, después de un período de gestación de aproximadamente tres semanas. Los Joeys permanecen en la bolsa de su madre durante unos cuatro meses, luego se mudan a su espalda hasta que se destan a los ocho meses.

Los demonios de Tasmania tienen una vida útil relativamente corta para los mamíferos, y la mayoría de los individuos mueren antes de la edad de 5 años. Esto se debe a una serie de factores, incluidas las combates de lesiones, accidentes y enfermedades.

Estado de conservación y amenazas

El demonio de Tasmania se clasifica como en peligro por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). La principal amenaza para la especie es un cáncer contagioso llamado enfermedad del tumor facial del diablo (DFTD). DFTD se extiende a través del contacto directo entre los demonios, y causa tumores grandes y desfigurantes que eventualmente conducen a la muerte. Esta enfermedad ha diezmado la población del diablo de Tasmania, con hasta el 90% de la población perdida en algunas áreas.

Se están haciendo esfuerzos de conservación para proteger al demonio de Tasmania y evitar su extinción. Estos esfuerzos incluyen programas de cría cautivos, investigación sobre la enfermedad y medidas para reducir el contacto entre individuos sanos e infectados.