El óxido u óxido de hierro puede tener varios efectos en los animales, entre ellos:
1. Envenenamiento por hierro: El óxido se compone principalmente de óxido de hierro y la ingesta excesiva de hierro puede provocar intoxicación por hierro en los animales. Esto es especialmente preocupante para los animales que ingieren objetos metálicos oxidados o consumen tierra contaminada con óxido. La intoxicación por hierro puede provocar síntomas como vómitos, diarrea, dolor abdominal, debilidad y disminución del apetito. En casos graves, puede provocar insuficiencia renal e incluso la muerte.
2. Problemas gastrointestinales: La ingestión de objetos oxidados o tierra puede causar daños mecánicos al sistema digestivo. Los bordes afilados del óxido pueden causar laceraciones u obstrucciones en los intestinos, lo que provoca dolor, estreñimiento o vómitos.
3. Tétanos: La roya puede albergar la bacteria del tétanos (Clostridium tetani). Si un animal sufre una herida profunda contaminada con óxido o tierra que contiene óxido, existe riesgo de infección por tétanos. El tétanos afecta el sistema nervioso y provoca espasmos musculares, rigidez, dificultad para tragar y, en casos graves, parálisis y muerte. La vacunación contra el tétanos es fundamental para que los animales prevengan esta grave infección.
4. Irritación de la piel: Las partículas de óxido pueden causar irritación de la piel y erupciones cuando entran en contacto con la piel de un animal. Esto puede ser una preocupación para los animales que se revuelven en áreas polvorientas o tienen la piel expuesta por heridas o lesiones.
5. Daño al hábitat: El óxido también puede afectar indirectamente a los animales al dañar sus hábitats. La oxidación de las estructuras metálicas puede causar descomposición y colapso, lo que lleva a la destrucción de sitios de anidación, madrigueras u otros elementos importantes del hábitat de diversas especies animales.
Es importante mantener a los animales alejados de objetos oxidados, suelos contaminados y fuentes potenciales de tétanos para minimizar los riesgos asociados con la oxidación. La atención veterinaria regular, incluidas las vacunas, también puede ayudar a proteger a los animales de los efectos negativos de la roya.