La caza furtiva ha planteado históricamente una amenaza significativa para los pandas. Impulsado por el alto valor de las pieles de panda, los huesos y otras partes del cuerpo en el mercado negro, muchos pandas han sido cazados y asesinados ilegalmente. Por ejemplo, a principios del siglo XX, la caza y la pérdida de hábitat redujeron la población de pandas gigantes a tan bajas como 1,000 individuos.
A medida que los esfuerzos de conservación han mejorado, también se han intensificado las medidas contra el poach. Las sanciones para la caza furtiva de pandas son ahora severas en China, el país donde residen los pandas principalmente. Además, China ha establecido extensas reservas de panda y un aumento de las patrullas de vida silvestre para proteger los pandas de los cazadores furtivos. Esto ha contribuido significativamente a la recuperación de la población de panda en los últimos años.