Para que un animal sea nativo de un estado o país significa que está ocurriendo de forma natural y original dentro de esa región geográfica. Las especies nativas son aquellas que han evolucionado durante un largo período en un área específica y se consideran indígenas de ese lugar. Se han adaptado al entorno local, incluido el clima, el hábitat y los recursos, y juegan un papel importante en el ecosistema.
Las especies nativas han evolucionado junto con otros organismos en su entorno y han desarrollado relaciones y dependencias únicas con otras plantas y animales. A menudo son especies clave, lo que significa que su presencia influye significativamente en la composición y la dinámica de sus comunidades ecológicas. Las especies nativas contribuyen al equilibrio ecológico, como proporcionar alimentos y refugio para otros organismos, polinizar plantas, dispersar semillas y regular las poblaciones de plagas.
A diferencia de las especies introducidas o no nativas, las especies nativas típicamente han evolucionado durante miles o millones de años en sus hábitats nativos. Las especies introducidas son aquellas que han sido transportadas intencionalmente o involuntariamente a una nueva área fuera de su rango natural, ya sea a través de la actividad humana o los eventos naturales como la dispersión natural. Si bien algunas especies introducidas pueden naturalizarse y adaptarse a su nuevo entorno sin causar daños significativos, otras pueden volverse invasivas y plantear amenazas para especies y ecosistemas nativos.
Comprender las especies nativas y sus roles ecológicos es esencial para los esfuerzos de conservación. La preservación de las especies nativas es crucial para mantener la biodiversidad, la estabilidad ecológica y la resiliencia del ecosistema. Proteger y manejar hábitats, prevenir la introducción de especies invasoras dañinas y restaurar poblaciones nativas son estrategias clave en la biología de la conservación.