Los músculos de un animal muerto comienzan a endurecerse y se vuelven rígidos debido a un proceso conocido como rigor mortis. Esto sucede porque el suministro del cuerpo de trifosfato de adenosina (ATP), que es una molécula que proporciona energía para las contracciones musculares, se agota después de la muerte. Sin ATP, los músculos ya no pueden relajarse, y se fijan en la posición en la que se encontraban en el momento de la muerte.
El inicio y la duración del rigor mortis varían según factores como las especies del animal, la edad y las condiciones ambientales. En general, Rigor Mortis comienza a unas pocas horas de la muerte y alcanza su pico dentro de las 12 a 24 horas. Luego disminuye gradualmente durante un período de varios días.
Rigor mortis es una parte importante del proceso de descomposición, ya que ayuda a descomponer el tejido muscular y liberar nutrientes que pueden ser utilizados por otros organismos.