* Inversión parental más alta: Los padres pueden dedicar más recursos como el tiempo, la energía y la comida a menos descendencia, lo que aumenta sus posibilidades de supervivencia. Esto conduce a una descendencia de mayor calidad con mejores posibilidades de alcanzar la edad adulta.
* Mejor cuidado y protección: Menos descendencia permiten a los padres brindar más atención intensiva, protección y enseñanza, mejorando su supervivencia y éxito reproductivo.
* Adaptabilidad a la escasez de recursos: Las especies que producen pocas descendientes son más adaptables a los entornos con recursos limitados, ya que pueden centrarse en elevar su descendencia de manera efectiva.
* Competencia reducida: Menos descendencia significan menos competencia por los recursos entre los hermanos, aumentando las posibilidades individuales de supervivencia.
* Control parental mayor: Los padres tienen más control sobre el desarrollo y el aprendizaje de la descendencia, asegurando que estén bien preparados para desafíos futuros.
* Crecimiento de la población más lento: El tamaño de la población aumenta a un ritmo más lento, lo que hace que las especies sean vulnerables a los choques de la población en caso de cambios ambientales o brotes de enfermedades.
* Mayor riesgo de extinción: Con menos descendencia, existe un mayor riesgo de extinción debido a varios factores como la depredación, la enfermedad y los cambios ambientales.
* Menos diversidad genética: Un número menor de descendencia puede conducir a una menor diversidad genética dentro de la población, lo que los hace más susceptibles a las enfermedades y otros desafíos.
* Mayores posibilidades de adaptación: La diversidad genética limitada puede obstaculizar la adaptación a los rápidos cambios ambientales, lo que los hace menos resistentes a los nuevos desafíos.
* Alto costo de inversión: Aumentar un pequeño número de descendientes requiere una inversión significativa de energía y recursos, lo que puede ser un desafío en entornos hostiles.
Es importante tener en cuenta que estas son ventajas y desventajas generales y los efectos específicos varían según las especies específicas y su entorno. Por ejemplo, las especies que habitan en entornos estables y ricos en recursos pueden beneficiarse enormemente de producir pocas descendientes, mientras que las especies que viven en entornos impredecibles pueden necesitar producir más descendientes para garantizar la supervivencia.