Según la Biblia hebrea (Antiguo Testamento), se sacrificó un número significativo de animales como parte de varios rituales y ceremonias. Si bien es difícil determinar un recuento preciso, se puede hacer una estimación general basada en casos registrados de sacrificios.
Un ejemplo notable es el relato de la inauguración del rey Salomón del primer templo en Jerusalén (1 Reyes 8). Durante este evento, se sacrificó una enorme cantidad de animales:22,000 bueyes y 120,000 ovejas. Esta instancia específica por sí sola explica un número sustancial de sacrificios de animales.
Además, hubo sacrificios regulares prescritos bajo las leyes levíticas. Las ofrendas diarias quemadas, conocidas como "tamid", involucraban dos corderos machos, uno de la mañana y otra por la noche, cada día (Éxodo 29:38-42). Esta práctica diaria, sostenida durante muchos siglos, contribuyó a un número sustancial de animales sacrificados.
Levítico también detalla varios otros tipos de sacrificios, como ofertas de pecado, ofertas de culpa y ofertas de paz, cada una que requiere animales específicos dependiendo de la ocasión y el individuo que ofrece el sacrificio. Si bien es difícil proporcionar una cifra exacta, es evidente que el número total de animales sacrificados durante todo el período del Antiguo Testamento sería significativo.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que estos números representan estimaciones basadas en los textos bíblicos, y puede haber casos en los que el recuento real podría diferir. Además, existen diferentes perspectivas e interpretaciones con respecto a la importancia y el propósito de estos sacrificios dentro del contexto de la teología bíblica.