Los potros no nacidos son asesinados por un método conocido como "feticidio". El feticidio implica inyectar una sustancia letal en el saco amniótico de la yegua embarazada, causando la muerte del feto. La inyección suele ser administrada por un personal veterinario o capacitado. Los métodos de feticidio pueden variar, dependiendo de la etapa del embarazo y la técnica específica utilizada.